El proceso de renovación de la cédula de identidad y electoral comenzará el 26 de octubre de este año 2024, con la expedición de un nuevo documento que contaría con un chip y otras medidas de seguridad llamadas a corregir las deficiencias del documento actual.
Como parte de ese proceso, la Junta Central Electoral (JCE) está inmersa en los trabajos para dejar abierta este mes de enero la licitación. Conforme al plan de trabajo, se contempla convocar a las debidas licitaciones el 15 de este mes de enero, para que el 13 marzo los oferentes realicen sus presentaciones y el 12 de abril se hagan las evaluaciones de lugar.
Las proyecciones son firmar el contrato con la empresa seleccionada el 26 de abril próximo, en mayo se procederá a estudiar el software y el 26 de octubre a entregar la primera cédula. Se espera concluir con la cedulación en octubre del 2025.
La JCE pasó a los partidos políticos, para su opinión, un informe con las características y el proyecto en sí, de renovación de la cédula de identidad y cédula de identidad y electoral. Lo entregó el 21 de diciembre con un plazo de 10 días laborables para remitir la opinión.
Para la ejecución del proyecto, suscribió un acuerdo con la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), agencia especializada de Naciones Unidas, que, entre otras actividades, se encarga de la normalización de las especificaciones técnicas de cédulas y pasaportes en todo el mundo.
Indica el Diario Libre que las actuales cédulas, de identidad y de identidad y electoral, vencen este año 2024, pero por disposición de la JCE tendrán validez para los ciudadanos ejercer el voto tanto en las elecciones municipales de febrero como las congresuales y presidenciales de mayo. El documento se emite en las 185 oficinas de cedulación que operan en el país, así como en las 24 oficinas de servicio en el exterior y 26 consulados en el exterior.
No muy confiable
La JCE busca con la nueva cedulación implementar mejoras al documento que adolece de deficiencias, según revela un informe rendido por la Dirección Nacional de Cedulación a los partidos políticos.
Indica que la tarjeta vigente puede ser alterada con relativa facilidad y se deslamina por la humedad y por el paso del tiempo. Además, se puede simular la impresión de una cédula con impresoras convencionales que se venden en el mercado, las fotografías se realizan con un fondo oscuro contrario a las recomendaciones de la OACI.
Identidad digital
Conforme a la Dirección Nacional de Cedulación, se podrán emitir credenciales digitales, a través de un software. Los datos de la cédula en el móvil deberán ser firmados electrónicamente por la JCE como autoridad certificadora.
“El proyecto incluye proveer un sistema completo de emisión de credenciales contenidas en dispositivos móviles que serán administrados por la JCE, integrada a su vez al sistema nacional de identidad mediante el uso de APIs (pieza de código que permite a diferentes aplicaciones comunicarse entre sí) para la identificación de la identidad de los ciudadanos”, aduce el documento. Sería almacenado en un celular de forma cifrada. Se hace la aclaración de que no se tratará de una imagen de una cédula en un teléfono.
Del nuevo documento
El material seleccionado para las nuevas cédulas es el policarbonato, utilizado en la mayoría de los países como es el caso de los Estados Unidos, Reino Unido, Finlandia, México, Ecuador y Uruguay. Facilita la incorporación de características de seguridad que impedirían sean reproducidas en otros materiales, como ventanas con efectos grabados y gofrado.
El policarbonato no es deslaminable y de quererse modificar datos se destruye, es de larga duración y resistencia.
La fotografía será en escala de grises de muy alta calidad suficiente para identificar al portador. Todos los datos son guardados a color y se imprimirán en equipos robotizados en un único centro a funcionar en el país.
El circuito integrado o chip que se incorporará a la cédula permitirá la verificación de la identidad fuera de línea (offline).
Contendrá firma electrónica, nombres en relieve y permitirá la comparación biométrica de una huella grabada en el chip con una capturada en vivo en pocos segundos.