EFE
El informe “Confianza en la Vacunación en la Red”, realizado por el Instituto #SaludSinBulos y 202 Digital Reputationrecoge información sobre el impacto de la desinformación en vacunas en redes sociales, con el estudio de más de 24.000 conversaciones, pero también en foros y noticias online.
Esta investigación refleja que más de un 66 % expresa un sentimiento negativo hacia las vacunas.
Más de 7.400 conversaciones en redes utilizan el término“repentinitis” acuñado por los “antivacunas” que se refiere a las muertes repentinas atribuida a las vacunas, aunque tales afirmaciones no se basan en fundamentos científicos.
Principales bulos difundidos
Según el informe de #SaludsinBulos, esto son algunos de los contenidos negativos detectados en redes y otros medios analizados:
- La vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola) tiene una relación directa con el autismo.
- La proporción de timerosal (conservante que contiene mercurio) presente en las dosis es peligrosa.
- Las vacunas debilitan el sistema inmunológico en lugar de fortalecerlo.
- El sarampión ha aumentado en la misma proporción que el número de la triple vírica, además de que hay supuestos casos en los que no ha resultado ser esterilizante.
- Las vacunas pueden causar enfermedades peligrosas.
- Hay enfermedades erradicadas y por lo tanto, la vacunación ya no es necesaria.
La vacuna de la tosferina, protagonista de las conversaciones
La vacuna contra la tosferina acapara más del 43 % de las conversaciones, de las que el 27 % son negativas y contribuyen a la desinformación al afirmar que, en lugar de prevenir la enfermedad, puede aumentar los casos.
El informe también apunta a otras vacunas que provocan desconfianza:
- MMR (Vacuna contra el sarampión, la paperas y la rubéola)
- VPH (Vacuna contra el virus papiloma humano)
- INFLUENZA (Vacuna contra la gripe)
- ROTAVIRUS (Vacuna contra el virus rotavirus)
- TDAP (Vacuna contra el tétanos, la difteria y la tosferina)
Principales efectos de la desinformación
Esta desinformación sobre las vacunas en redes provoca una inquietud por la preservación de la autonomía personal y libertad de elección en los usuarios. Además, el pensamiento predominante es que las vacunas producen el efecto contrario y aceleran la enfermedad.
Tales desinformaciones generan prejuicios, como reducir las vacunas a un negocio farmacéutico, puesto que se refleja en un sentimiento negativo hacia las farmacéuticas del 100 %.
“Los negacionistas aprovechan cualquier suceso adverso, tenga o no que ver con las vacunas, para relacionarlo con estas, ya sea el fallecimiento de un famoso o el repunte de una enfermedad, y lo hacen apelando a las emociones primarias, como el miedo, lo que les da muy buenos resultados”, asegura Carlos Mateos, coordinador del instituto #SaludsinBulos.
Según el informe del Estado Mundial de la Infancia realizado por UNICEF en 2023, “hay indicios preocupantes de que la confianza en las vacunas está disminuyendo en algunos países”.
La IA como herramienta para combatir la desinformación
En el simposio donde se presentó el informe de la Confianza de la Vacunación en la Red, aparte de señalar la problemática de la desinformación en el sector sanitario, se realizó una propuesta de la inteligencia artificial (IA) como instrumento para reducir la desinformación y desarrollar herramientas que permitan mejorar la confianza vacunal.
Al igual que las redes sociales son uno de los principales medios por donde se difunde la desinformación sobre las inoculaciones, la IA es otro instrumento capaz de multiplicar este riesgo.
Sin embargo, en los últimos años han surgido iniciativas como un estudio de la revista Behavioral Sciences, donde se emplearon algoritmos para predecir el porcentaje de vacunación a través del seguimiento de las interacciones de los pacientes con las enfermeras. El trabajo contó con un 89 % de acierto y concluyó con que la IA “puede personalizar los mensajes de acuerdo con datos demográficos específicos, amplificando su relevancia e influencia”.
Por contra, un estudio publicado en JAMA Intern Med ha demostrado que las barreras que se han puesto a la inteligencia artificial resultan insuficientes ya que la habilidad para generar grandes cantidades de desinformación es muy potente.
Ante esta crisis de veracidad, los profesionales implicados en el estudio han insistido en la necesidad urgente de vigilar la inteligencia artificial. Por ello concluyen que “los pilares de la farmacovigilancia- incluyendo transparencia, vigilancia y regulación- deben servir como ejemplo para afrontar estos riesgos y salvaguardar la salud pública”.
FUENTE: EFE SALUD