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El conflicto limítrofe entre República Dominicana y Haití por la construcción del canal que tomaría del lado haitiano parte del caudal del rio Masacre se complica cada vez más, sin que se vislumbre un posible acuerdo o solución.
La discordia en torno a ese canal continúo hasta su terminación, a pesar de las advertencias del gobierno dominicano de que su construcción violaba tratados vigentes de carácter bilateral.
Haití ignoro en todo momento ese argumento, desechó cualquier posible negociación y siguió adelante.
Ante la falta de acuerdo, la repuesta del país fue la rehabilitación y puesta en funcionamiento del canal de La Vigía para optimizar las aguas del Masacre y garantizar regadío a productores dominicanos de la zona fronteriza.
Estas obras han dado lugar a un nuevo capítulo en la ya tirantes y no siempre bien comprendidas relaciones con Haití, que se queja ahora que su canal se ha quedado prácticamente seco y al que solo llegan sedimentos, supuestamente debido al bombeo en La Vigía.
Ya que tanto Haití como Republica Dominicana exponen con sus particulares puntos de vista, la interpretación sobre el tratado bilateral acerca de los recursos hídricos compartidos, es obvio que a la vista solo queda un arbitraje internacional en el que cada nación exponga sus posiciones con apego a los tratados, a las leyes y sobre todo a la razón y la búsqueda de una convivencia respetuosa y armónica.
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