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Tras la muerte del activista, en condiciones extrañas, Lyudmila Navalnaya reclama que las autoridades le devuelvan el cuerpo pero éstas se oponen por miedo a las manifestaciones que un velorio público podría desencadenar
El Kremlin dio este viernes un ultimátum a la madre de Alexei Navalny, Lyudmila Navalnaya, para que decida si da lugar a la exigencia de las autoridades de que desista de un funeral público y lo celebre en privado o, de lo contrario, se abstenga a que el cuerpo del opositor de Vladimir Putin sea enterrado en la misma cárcel en la que murió, en el Círculo Polar Ártico.
“Hace una hora, un investigador llamó a la madre de Alexei y le dio un ultimátum. O acepta, en tres horas, un funeral secreto sin despedida pública o Alexei será enterrado en la colonia penal”, comentó la portavoz del activista, Kira Yarmysh, y agregó que Navalnaya sigue firme en su exigencia del “cumplimiento de la ley, que obliga a los investigadores a entregar el cuerpo en un plazo de dos días a partir del momento en que se determine la causa de la muerte”.
En ese sentido, continuó Yarmysh, “según los documentos médicos que firmó, esos dos días vencen mañana”. Es por ello que, a pesar de la propuesta apresurada de las autoridades rusas, “ella insiste en que las autoridades permitan que el funeral y el servicio conmemorativo se celebren según las costumbres”.
“Quieren que lo haga en secreto, sin ceremonia de duelo”, sumó la propia madre.
Este es el último capítulo en la lucha de Navalnaya por recuperar los restos de su hijo, el mayor opositor de Vladimir Putin, que llevaba años tras las rejas, bajo tratos y condiciones inhumanas, y falleció sorpresivamente y en condiciones poco claras el pasado 16 de febrero.
Enseguida, su madre viajó hasta el penal en la localidad de Jarp, a unos 2.000 kilómetros de Moscú y, desde entonces, ha estado confrontando a las autoridades para evitar que la muerte de su hijo sea manipulada por Putin.
A poco de cumplirse una semana de su partida, la víspera, Navalnaya dijo que los investigadores finalmente le permitieron ver el cadáver en la morgue de la ciudad de Salekhard. Asimismo, le presentaron un certificado médico en el que, tras realizarse la autopsia, se constataba que el político de 47 años había muerto “por causas naturales”. Esto se alínea con el reporte penitenciario del pasado viernes, en el que se indica que el preso “se sintió mal después de un paseo” y “se le practicaron los necesarios procedimientos de reanimación, que no dieron ningún resultado”.
Sin embargo, lejos de llevar tranquilidad, esto causó más enojo en su madre, que retomó nuevamente su reclamo por hacerse con el cuerpo. Inclusive, presentó una demanda ante un tribunal local impugnando la negativa de las autoridades de darle los restos y ofreció una recompensa de 50.000 euros para quien pueda aportar “información exhaustiva” sobre lo ocurrido a Navalny.
Todas estas acciones del Kremlin llevan a muchos analistas a creer que Putin ve la posibilidad de un funeral público del activista como una seria amenaza a su autoridad, dada la alta convocatoria que podría tener. El mismo día que se conoció su muerte y los subsiguientes, miles de personas en el país y en el mundo salieron a las calles para reclamar por una investigación sobre los sucesos, apuntar contra el mandatario por lo ocurrido y homenajear al político. Esto condujo a arrestos masivos y represión por parte de las autoridades, que buscaron minimizar el hecho, en la previa de las elecciones presidenciales.
FUENTE/ INFOBAE
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